El lago encantado |
Ficha de la versión | |
Obra | El lago encantado |
Versión |
Disco "Volumen 7" |
Fecha | Agosto de 1983 |
Duración | 00:19:40 |
Texto de carátula del disco: Adoramos la música de ballet. Cada vez que incluimos en nuestro espectáculo el ballet leído "El lago encantado" sentimos que se nos van los pies (para cualquier lado), que se nos va el alma (a los pies) y, sobre todo, que se nos va el público. Y esto es lo que más sentimos. En la grabación, en vez de cinco músicos con instrumentos informales, toca una sinfónica de 72 músicos. Si la escucha con oído atento, usted notará que esta versión es el doble de suntuosa, el triple de brillante y 14.4 veces más numerosa.
Marcos Mundstock:
Hoy se representa el ballet de Mastropiero "El Lago Encantado". El director de orquesta ya ocupa el podio. Va a comenzar la obertura.
El lago encantado refiere la historia de las doncellas embrujadas por el gran hechicero, quien sólo por las noches las libera del hechizo; durante el día las convierte en marineros. Narra el amor de la doncella Malixendra y el Príncipe Vasili, así llamado por su carácter dubitativo.
Se levanta el telón, la escena a orillas del lago encantado, es de noche. Roboflecto, el salvaje esclavo negro del gran hechicero, vestido sólo con un taparrabos de plumas multicolores, da vueltas alrededor de la escena girando sobre sí mismo. Aparece la primera bailarina, detrás aparecen la segunda, la tercera, la cuarta, son como cuarenta. Las doncellas cautivas ocupan el escenario bailando en puntas, tal vez para no despertar al gran hechicero. En los ceñidos tutús de raso blanco que visten las doncellas, como es usual en las bailarinas clásicas, no hay nada que se destaque especialmente.
Roboflecto vigila a las doncellas girando a su alrededor. Las doncellas oyen que alguien se aproxima y apresuradamente se internan entre los juncos. Roboflecto realiza una sucesión de "grand piruet", vertiginosos giros sobre una pierna y también desaparece entre los juncos.
Entran de cacería el Príncipe Vasili, su amigo Renaldo y un grupo de aldeanos. Los cazadores comentan la ruda jornada transcurrida dando pequeños saltos y diciéndose cosas al oído. Vasili y Renaldo visten atuendos de color gris perla, la capa del Príncipe es celeste y tiene las borlas doradas, los aldeanos usan rústicas vestimentas en la gama de los fucsias, los trajes son muy ajustados y marcan claramente las diferencias sociales. Roboflecto aparece girando en lo alto de un peñasco y espía a los cazadores. El Príncipe Vasili duda un instante, ordena detener la marcha para descansar, inician el descanso y el príncipe tras vacilar un momento, se dirige al centro de la escena. Ahora comienza a desplazarse velozmente con sucesivos "grand jetés", enormes saltos con las piernas extendidas. Renaldo y los aldeanos responden con elásticos saltos en "assemblé". Todos realizan violentos entechatsis batiendo las piernas en el aire vertiginosamente. El Príncipe se detiene y da por terminado el descanso. Ordena reanudar la marcha, pero Renaldo y los aldeanos, agotados, se niegan. Vasili, dubitativo, se cubre el rostro con las manos. Renaldo y los aldeanos aprovechan para dispersarse entre los juncos. El Príncipe cuenta hasta 30 y sale a buscarlos. Pero la salida de Vasili es interceptada por la aparición de la hermosa doncella Malixendra. Roboflecto se arroja desde el peñasco en espiral, y sale girando a informar al gran hechicero.
La hermosa doncella Malixendra ha aparecido erguida y con las manos unidas sobre su cabeza, o sea, en quinta posición de la danza clásica. El Príncipe, deslumbrado, duda un instante, hasta que por fin la saca a bailar. Malixendra va hacia Vasili y le ruega que libere a las doncellas. El Príncipe la recibe en segunda posición, es decir, con los brazos abiertos. Ambos bailan un romántico y ardiente "Pas de deux" en el que se expresan mutuamente su amor con gran variedad de desplazamientos y en todas las posiciones. El "Pas de deux" es interrumpido por el Gran Hechicero, todo de negro y con lentejuelas, con su esclavo Roboflecto girando salvajemente a su alrededor. El brujo, presa de la ira, se incorpora a la danza en un tenso "Pas de trois". Ahora Roboflecto se agrega girando velozmente y los cuatro bailan un dramático "Pas de quatre". Entran Renaldo, los aldeanos y las doncellas, todos bailan un impresionante "Paspartout". Faltan algunos aldeanos y doncellas que se han demorado entre los juncos.
El gran hechicero desafía a Vasili a una pelea a muerte. El Príncipe, enamorado profundamente de Malixendra, por una vez no vacila y, decididamente, rechaza el desafío. De pronto, de las aguas del lago, envuelta en gasas plateadas surge el Hada Axágata, helada, Axágata, surge como por arte de magia, toca el brazo del Príncipe con su varita mágica y lo inmuniza contra maleficios por tres años. Ahora sí, sabiéndose protegido, Vasili duda un instante y corre a batirse con el Gran Hechicero sobre el enorme peñasco. Renaldo consuela a la desesperada Malixendra. Sobre el peñasco se divisan las siluetas del Príncipe y del Gran Hechicero en interesante pelea. Renaldo consuela a Malixendra cada vez más. La toma por la cintura y la sienta sobre sus hombros. Malixendra se deja levantar. Comienza a amanecer. Roboflecto vigila a las doncellas girando incansablemente a su alrededor, sobre el peñasco persiste la lucha y Malixendra sigue alzada.
A medida que va amaneciendo, las doncellas, en virtud del hechizo, comienzan a convertirse en marineros. El Gran Hechicero sigue ocupado en su lucha con el Príncipe y Roboflecto continúa girando, ya un poco cansado. Aprovechando esto los marineros que van surgiendo forman parejas con las doncellas que todavía no se han transformado. Los marineros bailan con las doncellas. Con las primeras claridades del día van saliendo de entre los juncos algunos aldeanos que, con gran estupor, traen de la mano a sendos marineros. Algunos aldeanos llegan incluso huyendo despavoridos. El Príncipe arrastra al gran hechicero hasta el borde del peñasco, vacila brevemente y lo arroja al vacío. Con la derrota del brujo se desvanece el hechizo y todos los marineros recuperan su forma de doncellas, menos tres que resultan ser marineros de verdad. Eufóricos y felices las doncellas y los aldeanos bailan en una pierna, los tres marineros se retiran discretamente, el Príncipe baja del peñasco y se arroja en brazos de Malixendra, pero allí,en brazos de Malixendra, esta Renaldo. Vasili duda del amor de Malixendra, duda de la amistad de Renaldo, y ya no le cabe la menor duda. Todos se alejan del atormentado Vasili. Asoma el sol. El salvaje Roboflecto, extenuado, da vueltas en derredor buscando a su amo el Gran Hechicero. Pese a estar ya totalmente mareado se lanza a girar desenfrenadamente y choca contra el peñasco. Va cayendo el telón. Un tenue rayo de sol ilumina a Vasili agobiado por la duda y a Roboflecto rodando hacia al lago.
(Abucheos, silbidos)
Carlos López Puccio: Señores tranquilidad por favor, tranquilidad señores un momentito, inmediatamente vamos a representar otro final del ballet, silencio por favor y no rompan nada.
Marcos Mundstock:
Todos vuelven a su lugar, se va representar el otro final del ballet "El Lago Encantado".
Vasili duda del amor de Malixendra, duda de la amistad de Renaldo, pero Malixendra arrepentida va al encuentro del Príncipe y los tres se abrazan emocionados. Renaldo y los aldeanos inician una despreocupada danza con un grupo de doncellas. Ahora desaparecen con ellas detrás del peñasco. En medio de la alegría nadie repara en que el Gran Hechicero está volviendo en sí, lanza una diabólica mirada a su alrededor, se yergue vigorosamente ante varias desprevenidas doncellas y las conduce gentilmente hacia el peñasco. Al ver esto Roboflecto entusiasmado por primera vez deja de girar, sale corriendo y también desaparece detrás del peñasco. Vasili y Malixendra festejan el reencuentro en una danza exultante. Desde el peñasco vuelven algunas doncellas despeinadas, con las ropas en desorden y sonriendo con placidez. Las doncellas que quedan, mejor dicho, las que quedan doncellas, forman fila a la vera del peñasco.
(Aplausos)