Les Luthiers reciben del Gobierno Español la Encomienda de Número de la Orden de Isabel la Católica, el máximo galardón que dicho Gobierno puede otorgar a un extranjero.Nota de Susana Reinoso, del diario La Nación
Sólo ellos podían atreverse a tanto. La vicepresidenta del gobierno español (una de las políticas más influyentes de su país), María Teresa Fernández de la Vega, acababa de conceder a cada uno de los cinco integrantes del extraordinario grupo Les Luthiers la medalla de la Encomienda de Número de la Orden de Isabel la Católica por la trayectoria y el aporte a la cultura.
Es la máxima condecoración que la corona española otorga a extranjeros. Hace 33 años, Les Luthiers cruzó el océano y se instaló definitivamente en el corazón del público español, que curiosamente entiende las claves del humor argentino del consagrado grupo artístico. Fue entonces cuando Marcos Mundstock, al final de su breve intervención de agradecimiento, bajó la voz y le dijo a la vicepresidenta: "Esto es extraoficial. Pero si ve a los reyes o al presidente del gobierno, dígales que estamos considerando la posibilidad de otorgarles el Premio Mastropiero". Nombre del galardón creado por Les Luthiers. Y la multitud que atestó anoche el Teatro Avenida, donde tuvo lugar el acto oficial de condecoración a Les Luthiers, estalló en risas y aplausos.
Repuesta de la risa, la vicepresidenta española, una mujer delgada, resuelta y de finos modales, agradeció a su vez al legendario grupo argentino: "Creedme, amigos Luthiers, Jorge Maronna, Carlos Núñez, Carlos López, Daniel Rabinovich y Marcos Mundstock, merecéis esta condecoración. Lleváis mucho tiempo consiguiendo que millones de personas nos riamos de forma sana e inteligente de nosotros mismos, de nuestros tópicos y de nuestras pretensiones".
El acto contó con la presencia masiva de funcionarios, políticos, artistas, periodistas, empresarios y actores. Leo Sujatovich y Esteban Morgado abrieron el acto titulado "Músicas para el encuentro". Luego llegó la artista gaitera Susana Seivane. El conductor fue el actor Eduardo Blanco, uno de los protagonistas de Vientos de agua, la miniserie de Juan José Campanella sobre la inmigración que la TV argentina emitió el año último.
En primera fila se ubicaron, además de las más relevantes figuras del gobierno español que acompañaron a Fernández de la Vega en su gira latinoamericana, el gobernador Felipe Solá; la ministra de Cultura porteña, Silvia Fajre, y el secretario de Cultura, José Nun. También estuvo el presidente del Instituto de Cine, Jorge Alvarez.
La palabra, el humor y la música fortalecieron ayer los puentes culturales entre España y la Argentina. Fernández de la Vega se dirigió cariñosamente en su discurso a su familia, "que también está aquí. Querido Wenceslao, querida Olga, un abrazo muy fuerte". El tono próximo de la vicepresidenta de España fue una muestra del indisoluble vínculo entre ambos países. Fue sustancialmente una intervención dirigida a los españoles inmigrantes y a sus descendientes. El recuerdo de esa emigración -dijo-, "acompañó la construcción de esta España libre, democrática y abierta. Hoy somos mejores que la España que tuvisteis que abandonar".
Destacó luego la solidaridad argentina, que abrió los brazos a los inmigrantes españoles que escaparon del hambre, la guerra y la dictadura, y mencionó el Estatuto de la Ciudadanía Española en el Exterior, una antigua reivindicación de las colectividades de españoles en el extranjero.
Antes de Fernández de la Vega, Mundstock se había puesto serio para agradecer la condecoración del gobierno español. "Nos sentimos orgullosos de esta maravillosa condecoración. Hace 33 años comenzamos a compartir el amor por sus paisajes, por sus comidas, por sus poetas, hasta sentirnos dueños de tanta maravilla. Sentirse orgulloso de España es fácil." Pero no pudo con su genio, con el guiño cómplice de sus colegas de escenario y arte. "Hemos acuñado algunas reflexiones. Por ejemplo, éste es un acto que recurre al protocolo, palabra que proviene de ¡pronto, Colón!, que fue lo primero que dijo Isabel la Católica para urgir a Colón a descubrir América."
Y así siguió durante un rato divirtiendo a la vicepresidenta, a los funcionarios españoles y argentinos, y al público. Un rato antes, haciendo gala de un notable sentido del humor, el embajador español Rafael Estrella había dicho: "Hasta hace un rato, Marcos Mundstock me preguntó si estaba seguro de que éste no era un acto de repudio".
Los llamó "maestros del disimulo" y expresó que durante 33 años Les Luthiers ha contado a los españoles "la Argentina y algunos de sus mitos. Pero todavía no han podido contarnos los de la Difunta Correa, el piquetero ni el gallego".
Discurso de la vicepresidenta del gobierno español María Teresa Fernández de la Vega
Querido Embajador, querido Rafael. Queridos amigos y amigas.
Muchas gracias. Gracias por este recibimiento. No he olvidado el calor con que me acogisteis hace dos años, en mi primera visita a este gran país. Hoy vuelvo a sentir la misma emoción que entonces. Qué alegría volver a veros.
Después de doce días de viaje oficial por tierras cercanas y queridas a lo largo de este continente, hoy tenía que estar aquí, con vosotros. No podía regresar a España sin daros un abrazo, aquí en Buenos Aires. La fuerza de 240.000 corazones que llevan España tan adentro es el imán más potente para volver. Sí, volver después de dos años. Volver a encontraros y ponernos al día. Han pasado muchas cosas en este tiempo, ¿verdad? Aquí y en España. En vuestras dos casas, en vuestros dos corazones.
Hoy estar con vosotros me produce una energía especial que me llena de emoción. Sí, no podía dejar este continente tan cercano y tan querido, después de haber visitado cinco países, no podía marcharme de este continente sin aprovechar la ocasión para volver a estar juntos.
Hoy, además, tenemos un motivo muy especial como es el reconocimiento a quienes durante cuatro décadas nos han regalado una sonrisa inteligente ante la vida.
Dicen que, a veces, las cosas que no se planean son las que mejor resultan. Y desde luego, Les Luthiers son un ejemplo de ello. Va a hacer cuarenta y dos años, una actuación fuera del programa oficial en un festival de coros universitarios poco menos que los lanzó, siendo apenas unos jovencitos, a la fama. Su originalidad, ese cocktail de música y parodia de la música, humor y fina ironía que hoy les sigue caracterizando, cautivó a la primera al público argentino y muy pronto al de todo el mundo.
Creedme, amigos Luthiers, Jorge Maronna, Carlos Núñez, Carlos López, Daniel Rabinovich y Marcos Mundstock, me siento muy orgullosa de entregaros hoy esta condecoración que el gobierno español os ha concedido. Porque sin duda la merecéis. Lleváis mucho tiempo consiguiendo que millones de personas nos riamos de forma sana e inteligente de nosotros mismos, de nuestros tópicos, de nuestras pretensiones y que lo hagamos disfrutando a la vez de la mejor música y de los más ingeniosos instrumentos, construidos, cómo no, por vosotros mismos. Muchas gracias por vuestra genialidad.
Discurso de Les Luthiers
Señora vicepresidenta, señor embajador:
Gracias por esta maravillosa condecoración. Hace 33 años fuimos a trabajar a España por primera vez. Desde ese momento comenzamos a entender y a compartir el amor de los españoles por sus paisajes, sus comidas, sus vinos, sus poetas, sus monumentos.
Fuimos pasando del deslumbramiento inicial al goce del visitante frecuente, y luego al orgullo de sentirnos también dueños adoptivos de tanta maravilla…
O dueños, sin más. Ya que en Les Luthiers repartimos todo por partes iguales, también hemos decidido compartir nuestros antepasados. Gracias a eso los cinco tuvimos un tío abuelo cura en Murcia … y parientes en la Judería de Córdoba …Y nuestros descendientes: ¡ya tenemos nietos nacidos en España!
¡Es que es fácil sentirse orgulloso de España! Sólo por hablar de nuestro trabajo, hemos visto nacer entre gira y gira los nuevos teatros y auditorios en los que actuamos, y que veneramos como templos… Por citar algunos: El Teatro de la Maestranza de Sevilla, el Auditorio de Zaragoza, el Kursaal de San Sebastián, el Palacio Euskalduna de Bilbao, los Palacios de Congresos de Madrid, Santander, Granada… (en Madrid ya vamos por nuestro segundo Palacio de Congresos, a cuál más bello).
Pero volviendo a la condecoración que nos otorga España hoy, hemos acuñado algunas reflexiones que vamos a compartir con ustedes… (mirada amenazante)… Este es el momento de retirarse para los que así lo deseen.
Al principio, nos impuso mucho respeto el carácter protocolar de la condecoración. Ahora bien, ¿de dónde viene la palabra protocolo? Protocolo viene de Pronto-Colón, que era justamente lo que le decía Isabel la Católica a Colón para urgirlo a descubrir América. Y esa fue justamente la primera “Órden de Isabel la Católica”. Durante un tiempo se usó una forma más coloquial de Pronto-Colón: protocolo se decía “Dése-prisa-Cristóbal”.
Es que lo importante que compartimos con España es el idioma… Bueno, casi. Por ejemplo, en España, cuando alguien te dice “oye, tío” no siempre se trata de tu sobrino… Y no siempre una hermana de tu madre, por más bondad que tenga, será una “tía buena”.
Diferencias hay muchas …En españa los callos y las gambas son manjares deliciosos, puro placer. En cambio para nosotros los callos en las gambas son puro dolor. En España “el coso” es una plaza de toros y nada más que eso… En cambio para nosotros “coso” tiene muchas acepciones... Como dice… (se olvida)… coso, el que escribió el coso ese de… Filología para un entendimento más… más coso.
Lo más llamativo es el uso en España de los verbos andar, venir e ir, por ejemplo: “¡anda, venga, vamos!” Que con algunos agregados puede completar un complejo conglomerado semántico: “¡Hala anda, pues nada, hombre, venga, vamos, vaya tío, joder!”
Bueno, ha llegado el momento de hablar en serio. De nombrar a algunas personas que han sido parte importante de estos 33 años de Les Luthiers en España.
Primero que nadie nuestro recordado Pepe Caturla, que creyó en nuestra vigencia fuera de la Argentina y se atrevió a imaginar y crear nuestra carrera en España… Pepe Caturla, socio, compinche, hermano mayor, y sobre todo querido amigo... Y José Luis Coll, el genial “pequeño” de Tip y Coll, con el que “nos quisimos” desde nuestra primera tímida temporada en el Marquina en 1974 y que nos preparaba esas inolvidables paellas en su casa. Y nuestros queridos Miguel Gila, Joan Manuel Serrat, el Tricicle… Y también Maricarmen Yepes, José Berry Navarro, Concha Antón, Chema de Miguel… ¡Y el público, ese maravilloso público de las ciudades de España!
También, volviendo a la Argentina, queremos compartir esta alegría con Lino Patalano, nuestro representante, que a fuerza de ideas y conocimiento viene insuflando nuevos vuelos a nuestra historia en los últimos doce años.
Para terminar. Muchas gracias por esta condecoración. Desde nuestra primera actuación en España nos hemos sentido aceptados, valorados y queridos… Por nuestra parte, sólo hemos tratado de hacer nuestro trabajo lo mejor posible. Y las satisfacciones fueron tantas en estos 33 años, que esta condecoración, de la que estamos muy orgullosos, tiene un costado paradójico: Nos recompensan … ¡por haber disfrutado!
Ah, una última cosa. Sra. Vicepresidenta, Sr. Embajador, por favor, (esto es extraoficial), cuando vean a los reyes y al presidente del gobierno díganles (sin prometerles nada todavía) que estamos considerando la posibilidad de otorgarles el Premio Mastropiero. Muchas gracias.
Discurso de Rafael Estrella, Embajador de España en Argentina
Señora Vicepresidente, Autoridades, queridos amigos.
Quisiera, en primer tugar, dar las gracias a todas las personas que hacen posible el Concierto de hoy. Me van a permitir que agradezca especialmente la generosa y esencial contribución de dos personas: Leo Sujatovich, a cargo de la dirección artística, y Eduardo Blanco, que va a conducir el espectáculo. En clave argentina, podíamos decir “Leo dirección, Eduardo conducción”.
Hay muchas razones para homenajear a Les Luthiers... Hay muchas razones también para no hacerlo. Todavía antes de entrar Marcos Mundstock me preguntaba -lo ha hecho por teléfono varias veces en estos días-: “¿De verdad que no va a ser un homenaje de repudio?”.
Y es que tienen motivos para estar preocupados porque se conozcan cosas que hasta ahora habían logrado mantener ocultas. Dentro de pocos días se va a presentar un libro sobre Les Luthiers, con un texto del Negro Fontanarrosa. Fontanarrosa ha descubierto que durante treinta artos de relación le tuvieron engañado, que no era cierto, como le decían, que actuaran gratis, ni que sus funciones fueran benéficas, razón que esgrimían para no pagarte sus colaboraciones. Pero era tan grande su corazón, que a pesar de ello afirma: “Yo soy amigo de estos tipos”.
Sin embargo, no ha resistido la tentación, al comentar el libro, de saldar cuentas con el grupo diciendo: “este es un libro que expone al gran público en descamada cirugía las abyectas miserias y los enceguecedores resplandores del conjunto de bufos argentinos”.
Esta es la dualidad de Les Luthiers, como la de su personaje Carolino Fuentes, “famoso como guerrero y temido como payador". Es la dualidad que contaba Mastropiero: “la vida es un eterno huir de los opuestos: odio y amor, placer y dolor. Ortega y Gasset”. Esta erudición que muestran Les Luthiers y su contribución para ayudamos a memorizar el teorema de Thales o el principio de Arquímedes les hicieron acreedores, en 2004, del Premio “Al Maestro con cariño”.
Hay razones para admirar a Les Luthiers: por su fértil imaginación y su creatividad: por su capacidad y frescura, cuando le falla la imaginación y la creatividad, para tomar prestado de otros: Schuman, Vinicius de Moraes, Vivaldi, Prokokiev, Beethoven, Nietzsche. Sólo ellos son capaces de construir la pieza en forma de Tango Opus 11 con la letra de al menos ocho tangos conocidos y cobrar derechos de autor por ello, diciéndonos que no es un plagio sino un centón. Son unos maestros, también, del eufemismo -les brindo otra palabra,”eufeminismo”-.
En Esparta, con todo pesar, mejor dicho, a pesar de todo, a Les Luthiers se les quiere y se les admira. Uno de sus personajes, de color, negro, escribe a su familia para contarles su llegada a Estados Unidos: “Mis primeras impresiones de Nueva York fueron digitales”. Las primeras impresiones que tuvimos los espartoles de Les Luthiers fueron la irrupción de la luz y el color sobre el fondo gris de la Dictadura. Ellos nos ayudaron a recuperar la sonrisa en el ocaso de esa dictadura e iluminaron la transición española. Ahora, en sus frecuentes viajes, nos siguen acompañando.
Les Luthiers nos han contado cuarenta artos de la Argentina y de sus mitos. Cuando escucho un noticiero me asalta la duda de si es la realidad quien copia a Les Luthiers o viceversa. Han sido capaces, por ejemplo, y en eso recuerdan a Quevedo, de solemnizar lo ridículo o ridiculizar lo solemne de las guerras que arrancan vibrantes y épicas “cuando el sol asoma en el poniente” y terminan, todas, con el “perdimos, perdimos otra vez”.
Nos han contado mitos como el gaucho o los colectiveros, aunque todavía esperamos que se atrevan con el gauchito Gil, la difunta Correa o, sin ir más lejos, los gallegos o los piqueteros.
Por todo eso, porque les necesitamos para reír con su inteligencia, porque les respetamos, porque les queremos, porque acercan a nuestros países y a nuestros pueblos y sentimos que, en cierto modo, son también nuestros argentinos y, en definitiva, como me decía anteayer Antonio Banderas, que se suma a este homenaje, "porque se lo merecen", la Embajada de España ha propuesto y las Autoridades espartoles han acordado, distinguir a los cinco miembros de Les Luthiers con la Encomienda de Número de la Orden de Isabel la Católica.
Para proceder a la imposición de las condecoraciones, ruego a la Vicepresidenta Primera del Gobierno de España y a los cinco miembros de Les Luthiers, que suban al escenario.