Intimidades

Mastropiero y Les Luthiers

Enrique Hetzel

Les Luthiers acaba de celebrar sus cuarenta años de existencia. Los festejos que se realizaron en Buenos Aires en agosto y setiembre pasados incluyeron la presentación de Los Juegos de Mastropiero, un divertido libro de Carlos Núñez Cortés que analiza las diversas facetas humorísticas del célebre quinteto argentino.

Nadie mejor que Núñez Cortés para escribir este volumen. No sólo es conocido como pianista y cantante de Les Luthiers, sino que además ejecuta instrumentos informales tales como el tubófono silicónico cromático, el órgano de campaña, la mandocleta, la desafinaducha, el glamocot, el ferrocalíope y la manguelódica pneumática.

Además es el archivo viviente de la cofradía. Desde los añejos tiempos de I Musicisti (elenco del cual nació Les Luthiers) ha guardado los recortes de prensa, programas de los espectáculos, fotografías, guiones, partituras y grabaciones en audio y video. Todo ello se vuelca en este libro.

VARIAS LECTURAS. Cualesquiera de los cuarenta capítulos puede ser leído independientemente. Es más, cada uno está subdividido, por lo que el lector puede empezar por donde le satisfaga. Si sigue de ahí para adelante en forma ordenada, bien. Si vuelve atrás unos capítulos, también. El común denominador que unifica el texto es el estudio de los acrósticos, anagramas, retruécanos, anfibologías, palíndromos, homofonías y demás artificios ludolingüísticos que Les Luthiers utilizó para desparramar chistes aprovechando la riqueza y ambigüedades del idioma español. “El grupo cultivó, desde sus comienzos, un fino y original sentido del humor basando buena parte de su gracia en los juegos de palabras”, escribe Núñez Cortés. “Resultado de ello es que a lo largo de las obras de Les Luthiers subyace una enorme variedad de guiños y parodias, de equívocos y ocurrencias ingeniosas, lo que supone un divertidísimo universo para descubrir”.

Ese universo se descubre siguiendo varios caminos. Uno de ellos es la explicación precisa del significado de aquellos vocablos (y otros, como anadiplosis, centones, tautogramas, homeoteleutones, paronomasias, oximorones y metátesis) y cuáles son las formas habituales de sus usos literarios. En muchos casos se incluye sus raíces etimológicas.

Otro camino es el de los modelos de la literatura universal que han aplicado esos artificios del lenguaje. Núñez Cortés reproduce fragmentos de obras de Francisco de Quevedo, Federico García Lorca, Luis de Góngora, Miguel de Unamuno, Tirso de Molina y otros más cercanos, como León Gieco, Violeta Parra, Leo Maslíah o el periodista colombiano Mauricio Reyes Posada. Haciendo gala de su erudición, recurre también a los poemas originales del inglés Lewis Carroll. Los ejemplos más importantes, y que ocupan la mayor parte del libro, provienen de las propias obras que Les Luthiers han representado en los escenarios a lo largo de cuatro décadas. Usando aquellos mecanismos ludolingüísticos, el grupo creó sus propias y desopilantes ficciones que Núñez Cortés reproduce y explica detalladamente, y que son las que contribuyeron al fenomenal éxito que aún hoy se mantiene en los países de habla hispana.

LUTHIERÍAS. El libro está salpicado con jocosas anécdotas, muchas desconocidas hasta ahora.. El autor recuerda que para el video del espectáculo Viejos fracasos se necesitó un nuevo nombre para un personaje de la obra “Serenata mariachi”. Con tal motivo consultaron al ciudadano mexicano Eduardo Valero López de Rivera, quien les dio una lista: Tizoc, Xicoténcatl, Cuahutémoc, Cuitláhuac, Huitzilopotchli, etcétera. Al pedirle un nombre más simple, “Valero frunció el ceño y vociferó: Pues pónganle Margarito”. La lucha contra los burócratas fue constante. En cierta ocasión, “un sombrío funcionario de SADAIC –la sociedad de autores y compositores de Argentina-, molesto ante algunas exageraciones de Les Luthiers, decidió suprimirlas de los libretos que el grupo deposita en esa entidad. El nefasto hombrecito sostenía que las cifras utilizadas en las obras de Les Luthiers eran excesivas y que distorsionaban la realidad”. Por fortuna, trabajaba en esa misma oficina un joven estudiante de matemáticas que se dio cuenta que las supresiones reducían a cero la gracia de los libretos y borró todas las enmiendas del sombrío censor. Algunas canciones tuvieron una vida muy breve, debido a que los integrantes del grupo “han sido desde un comienzo críticos implacables de sus propias obras”. En numerosas ocasiones, la creación elaborada por uno de ellos fue corregida por los restantes, como cuando se modificó la partitura de un canto gregoriano de Núñez Cortés porque se parecía demasiado al “Tantum ergo Sacramentum”, un cántico compuesto por Santo Tomás de Aquino ocho siglos antes. En este rubro de anécdotas, se destacan las profusas comunicaciones que por la vía del e-mail sostuvo el autor con decenas de admiradores de varios países (¡algunas escritas en idioma gulevache!). Leyéndolas, confirman que el culto a Les Luthiers se ha transformado en una pasión conmovedora.

LOS JUEGOS. Finalmente está la transcripción de múltiples crucigramas, laberintos, pasatiempos y acertijos con los que Núñez Cortés propone al lector que ponga en juego su pensamiento lógico, su razonamiento y su sabiduría. Todas las soluciones, justificadas hasta el mínimo detalle, figuran en los apéndices, pero es bueno que cada uno piense y haga su esfuerzo personal. “Para resolver estos juegos y acertijos”, dice el autor, “no es necesario ser un experto en Les Luthiers, ni tampoco en retórica, basta con haber leído con cierto detenimiento los fundamentos del artilugio verbal, y tener a mano lápiz, papel y una pequeña dosis de espíritu lúdico”.

El libro se completa con una amplia bibliografía, el listado de obras editadas por el grupo hasta la fecha (videos, discos y libros), un índice onomástico con todos los nombres y títulos mencionados, las humorísticas ilustraciones de Leandro Devecchi y un epílogo en el que Núñez Cortés se explaya sobre el slapstick y las veces que él y sus compañeros usaron de dicha estratagema.

LOS JUEGOS DE MASTROPIERO, de Carlos Núñez Cortés. Emecé Editores, Buenos Aires 2007. Distribuye Grupo Planeta. 392páginas.


Del exordio de Adrián Paenza

El doctor en Matemáticas y profesor de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de Buenos Aires, Adrián Paenza, ha escrito el prólogo con el que se inicia este libro.“Quiero enfatizar que me pareció un libro ingenioso, que recorre la historia íntima del grupo, y cuando digo `íntima´, me refiero a las `intimidades´ que los distinguen de los demás. Les Luthiers son personas diferentes: escriben distinto, actúan distinto, componen y ejecutan distinto. Este libro recorre con mucha lucidez ese camino, tratando de encontrar la `esencia´ de lo que hicieron. Y es ilustrativo, porque explica el `porqué´ de cada cosa”.“Me gustaría retroceder en el tiempo para volver a ver a Les Luthiers en cada una de sus actuaciones”.Compartible deseo el de Paenza, que puede resolverse parcialmente con los doce videos editados hasta el presente y cuya enumeración figura en uno de los apéndices del libro.


(Publicado en El País Cultural, Montevideo, Uruguay, el 9 de noviembre de 2007).


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