El quinteto RealEn Todo Por Que Rías, Les Luthiers confirman su vigencia.
Mala pata la de Les Luthiers. Más precisamente, la pierna derecha de Marcos Mundstock, víctima de la incurable adicción de su dueño al fútbol. Sin embargo, y a pesar de las enyesadas limitaciones de uno de los diez puntos de apoyo de los cinco talentos que conforman el inconformista grupo Les Luthiers, el estreno de su nuevo espectáculo transcurrió sin mayores tropiezos. A pesar de su título (Todo por que rías), Les Luthiers confirman una vez más que para hacer reír no están dispuestos a hacer cualquier cosa. Y mucho menos porquerías. En efecto, cada cuadro, situación, canción y diálogo revelan una minuciosa preparación y una evaluación cuidadosa de palabras y efectos, que rinde cuentas a un concepto enemigo del golpe bajo. Sin embargo, y sin atribuírles ningún racismo, no todos los gags dan en el blanco. Y junto a verdaderos golazos, algunos tiros dan en el poste o se pierden lejos del alto vuelo y la refinada elegancia que caracterizan el humor del consagrado quinteto. Moraleja: Les Luthiers tampoco son perfectos, ni lo volverán a ser. Al mismo tiempo, algunos mecanismos y sketches, como la parodia radiofónica Radio Tertulia, insinúan un potencial que seguramente el paso y perfeccionamiento de las funciones terminarán de explorar y explotar. Contenido quizá por la inquietante combinación de yeso y estreno, Marcos Mundstock retoma imbatible la fórmula infalible del lector impasible de textos imposibles, sin atisbo de esas monerías didácticas que empañaron su rol en temporadas anteriores. Si bien hay algunas punzantes alusiones a las inagotables teorías y prácticas contenidas por la expresión local política, el eje de Todo por que rías pasa por otro lado. Desde una posición que combina frescura y madurez, un fértil matrimonio que parece patrimonio de la etapa personal que viven sus integrantes, el nuevo espectáculo de Les Luthiers destila un enfoque ético abierto y desprejuiciado, centrado en las aristas tanto filosas como melladas del sexo, el amor, la pareja, la familia y la religión. Vaya como ejemplo (y vuelva) la posición paterna pero no paternalista del rap Los jóvenes de hoy en día. Daniel y el señor se interna lúcidamente por los insondables vericuetos de la duda y la fe. Desde el Cielo para abajo no deja punto por recorrer ni pregunta por hacer. Bendecida por la mismísima presencia de Dios, la operita sacra no podía sino resultar divina. A pesar de que hace ya mucho que Les Luthiers abandonaron sus instrumentos informales como herramienta básica de su humor, Loas al cuarto de baño, un merecido homenaje al espacio necesario para las necesidades, marca un breve y celebrado retorno de los artefactos sonoros. En su musical baño público, ni el excusado opone excusas a Les Luthiers. Gabriel Senases (Publicado en Clarín el 20 de junio de 1999) |