(Texto publicado en "Los Humoristas y el Psicoanálisis", Buenos Aires 1968)
De Edipo de Tebas haciendo memoria
os cuento la historia con penas y glorias,
de Edipo de Tebas.
Edipo era un príncipe cortés, educado,
querido y amado, mas muy desdichado,
Edipo era un príncipe.
En la isla de Delfos habló un día aciago
un tipo de mago que había en el pago,
en la isla de Delfos
Le dijo el oráculo: Edipo, tu vida
se pone movida, serás parricida,
le dijo el oráculo.
Seguía diciendo: si bien yo detesto
hablarte de esto, se viene un incesto,
seguía diciendo.
Sabiendo tal cosa, su padre, el rey Layo,
veloz como un rayo le dijo a un lacayo,
sabiendo tal cosa:
Te irás con mi hijo, no quiero que crezca,
haz tú que perezca como te parezca,
te irás con mi hijo.
Cumplida la orden, el muy desdichado,
con los pies atados, quedóse colgado,
cumplida la orden.
Edipo salvóse y a Layo matólo,
peleándolo el solo al cielo enviólo,
Edipo salvóse.
Semanas mas tarde, a Tebas avanza,
resolver alcanza cierta adivinanza,
semanas más tarde.
La Esfinge de Tebas, al ser derrotada,
se ofusca, se enfada y se hace pomada,
la Esfinge de Tebas.
Y sin darse cuenta, casado él está,
con quien saben ya, su propia mamá!
y sin darse cuenta...
De sus propios hijos hay larga secuela,
y aunque esto le duela, Yocasta es abuela
de sus propios hijos.
Edipo al saberlo en una entrevista
con su analista, se quita la vista,
Edipo al saberlo.
MORALEJA:
Al ver a una esfinge planteando un dilema,
huid del problema cambiando de tema,
al ver a una esfinge.
Papás no accedáis de vuestro hijo el ruego
de usar en su juego las armas de fuego.
Papás no accedáis.
Madres amantes, tomad precauciones
con las efusiones de hijos varones,
madres amantes.
Por no repetir la historia nefasta
de Edipo y Yocasta, lo dicho ya basta,
por no repetir.